jueves, 26 de enero de 2012

Cuarto encuentro con Jesús Divina Misericordia

Orarán durante una semana, por la visita del Papa a México

Del 29 de enero al 5 de febrero, se realizará la jornada de oración “Sitio de Jericó”, que llevará como intenciones especiales, pedir por la próxima venida del Papa Benedicto XVI a México en el mes de marzo, y por la Beatificación de Madre María Inés Teresa del Santísimo Sacramento, el 21 de abril en la Basílica de Guadalupe.

En la Capilla del Sagrario del Templo Expiatorio a Cristo Rey, Antigua Basílica de Guadalupe, durante siete días de manera ininterrumpida estará expuesto el Santísimo Sacramento para que todo el que desee, acuda a participar de la adoración Eucarística, poniendo sus intenciones personales ante Jesús Eucaristía.

El origen del Sitio de Jericó, se remonta a diciembre de 1978, cuando en Polonia, la Virgen de la Inmaculada Concepción, por boca de una mística polca, pidió que se rezaran 7 días y siete noches de rosarios continuos, en la Abadía de Chestokoba, donde se tuvo como intención principal, orar para que, el Papa Juan Pablo II, pudiera tener un feliz viaje a su tierra natal, el cual se había visto obstaculizado por varios motivos. Entonces el Vicario General de Varsovia, aprobó esta forma de oración y el Papa logró visitar Polonia.

Estas oraciones, principalmente el rezo del Rosario, que se dieron durante 7 días y siete noches, se les llamó “Sitio de Jericó”, en recuerdo a la narración Bíblica (Josué 6, 11-27), donde se explica que Jericó estaba fuertemente custodiada contra los hijos de Israel. Entonces Yahvé le dijo a Josué que iba a poner la ciudad en sus manos, pero que debía rodearla durante 7 días con sus noches.

 Desde el año 2007 comenzó a llevarse a cabo en el Templo Expiatorio a Cristo Rey, esta iniciativa, con el fin de que a través de la oración se puedan derribar las murallas del pecado que existen en nuestra ciudad y en el mundo entero.

Durante el 2007 y el 2008, el Sitio de Jericó se realizaba solamente una vez al año, pero fue a partir del 2009, a solicitud de los fieles que han participado y compartido su maravillosa experiencia con Jesús Eucaristía, se lleva a cabo dos veces al año, una en enero y otra en junio. En esos días, diferentes grupos,  de manera continua rezan teniendo varias intenciones, como la paz del mundo, la familia, los enfermos, las vocaciones, etc.
 Se puede participar de dos formas en el Sitio de Jericó: Acudiendo al Templo Expiatorio a Cristo Rey a hacer oración, o desde su casa o parroquia, sólo se pide notificarlo vía telefónica para saber cuántas personas están unidas en oración.

Teléfono 55 77 04 50


Meditación del 26 de enero del 2012

SANTIFICADO SEA TU NOMBRE
12-01-26
Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz
VER NOTA al final del texto.

Evangelio (cf. Mateo 6, 9-13 y Lucas 11, 2-4): Padre Nuestro que estás en el Cielo, SANTIFICADO SEA TU NOMBRE; venga a nosotros tu Reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el Cielo.
Danos hoy nuestro Pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

I.- ENSEÑANZA BREVE:
¿Qué significa “Santificado sea tu Nombre”?: Santificar el Nombre de Dios es, ante todo, una alabanza que reconoce a Dios como Santo. En efecto, Dios ha revelado su santo Nombre a Moisés, y ha querido que su pueblo le fuese consagrado como una nación santa en la que Él habita. (Compendio de la Iglesia Católica. Nos. 588).
¿Cómo se santifica el Nombre de Dios en nosotros y en el mundo?: Santificar el Nombre de Dios, que “nos llama a la santidad” (1Ts 4,7), es desear que la consagración bautismal vivifique toda nuestra vida. Asimismo, es pedir que, con nuestra vida y nuestra oración, el Nombre de Dios sea conocido y bendecido por todos los hombres. (Compendio de la Iglesia Católica. Nos. 589).

II.- VER - JUZGAR – ORAR - ACTUAR
VER
El rechazo a Dios trae como consecuencia el repudio a la dignidad humana, a la verdad, a la libertad, al amor, a la bondad, a la justicia, a la paz, a la vida. Hay quienes desconocen o no valoran su propia dignidad ensuciando su mente con pornografía, embotando su cuerpo con drogas y alcohol, o desfigurándolo con percings, tatuajes, implantes y cirugías. Otros, alimentando en su corazón malos pensamientos, fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, etc. (cf. Mc7, 21) se prostituyen llevando una sexualidad desordenada. Hay quienes renuncian a la verdad y a la capacidad de discernir cerrando la razón a la ley natural. Otros enajenan su libertad ante los medios de comunicación, el consumismo y el hedonismo. Hay quienes renuncian al amor y fomentan el odio y el resentimiento, otros más promueven e imponen leyes inicuas. Otros legalizan los abortos y generan las guerras, promueven la violencia, secuestran, mutilan y matan. Esto y otras cosas más, son expresión de la cultura de la muerte. Cuando el ser humano nubla la conciencia de la existencia de Dios, nubla también la conciencia de quién es el ser humano y cuál es su destino final.


JUZGAR
El ser humano tiene una dignidad por sí mismo, por el hecho mismo de tal. Esta dignidad adquiere dimensiones extraordinarias, cuando se le reconoce creado a imagen y semejanza de Dios y esta realidad se incrementa aún más cuando se le reconoce llamado a ser hijo de Dios.
Dios es santo, su nombre es santo. La santidad de Dios nos ubica en una realidad suprahumana y supraterrena, que tiene que ser reconocida, admirada y adorada. Dios es el Otro, con mayúscula, en relación al ser humano, Él es Quien ha creado todo cuando existe y al hombre lo ha creado a su imagen y semejanza. Santificar el nombre de Dios, es vivir como hijo suyo, procurando hacer su voluntad, por lo mismo, santificar el nombre de Dios es el esfuerzo personal por imitarlo en su capacidad de amar (cf. Mt 5, 48).
Santificar el nombre de Dios es reconocer su supremacía y al mismo tiempo, su presencia, no solo en lo que nos rodea, sino principalmente en uno mismo y en cada persona. Santificar el nombre de Dios es procurar en todo hacer su voluntad, la cual es: que todos seamos felices, seamos santos.
Santificar el nombre de Dios es reconocer la dignidad de toda persona, creada a su imagen y semejanza, llamada a vivir y ser como hija suya. Santificar su nombre también es valorarme, aceptarme tal y como soy, esforzándome en ser cada vez más yo mismo; procurando el desarrollo pleno de mi personalidad como hijo de Dios. Santificar el nombre de mi Padre Dios, es saber vivir en la Verdad para difundirla y ser libre; es ser libre para liberar a otros; es ser bondadoso y justo; es trabajar por la paz para construir la civilización del amor y la cultura de la vida, expresiones del Reino de nuestro Padre Dios.
Santificar el nombre de Dios, significa hacer el mayor bien posible a todos mis hermanos, los hombres, y hacer así un mundo mejor, solidario para todos; procurando el bien común, a través de relaciones en verdad, libertad, justicia y solidaridad, propiciando el desarrollo y construyendo la paz. Santificar el nombre de Dios es construir su Reino entre los hombres y así anticipar el Cielo.

ORAR
Padre, dame la Gracia de tu Espíritu Santo, para que al igual que Jesucristo, unido a la Virgen María, a los santos y a la Iglesia, en todo me esfuerce en hacer tu voluntad, sirviendo a mis hermanos para así testificar mi amor por Ti, santificando tu nombre.

ACTUAR
Reconociéndome hijo de Dios, santificaré el nombre de mi Padre, esforzándome cada día en ser mejor, testimoniando mi fe en el esfuerzo diario para mejorar las cualidades con las que he sido dotado, siendo feliz y alegremente sirviendo a los demás.
Hoy, de manera más consciente rezaré el Padre Nuestro, reflexionando especialmente las palabras “SANTIFICADO SEA TU NOMBRE” y procuraré escribir lo que significan para mí. Si es posible compartiré mi reflexión con Mons. Pedro Agustín.

NOTA: Seguimos meditando el Evangelio, según el esquema de la Lectio Divina (Leer, meditar, orar, contemplar y actuar), presentando: un texto bíblico, un ver, un juzgar, un orar y un actuar. En las meditaciones de estos días tomamos como referencia la Oración del Padre Nuestro, desmenuzando las ideas que nos presenta, para una mejor comprensión y vivencia de las enseñanzas de Jesús, para estar en sintonía con Él, tener sus mismos intereses y ser santos en adoración al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, pues la Oración del Padre nuestro es “el resumen de todo el Evangelio” (Tertuliano) y “la más perfecta de todas las oraciones” (Santo Tomás de Aquino).

Para hacer llegar algún comentario, puedes escribir a evangelizarorando@yahoo.com.mx

Aparta la fecha para que asistas a la beatificación de la Madre María Inés Teresa del Santísimo Sacramento (21-abril-2012. Basílica de Guadalupe. 11:00 horas).