martes, 31 de enero de 2012

Sitio de Jericó


Les comparto el video que fue grabado en la inauguración del Sitio de Jericó, el domingo 29 de enero. También les recuerdo que pueden acompañarnos en la adoración hasta el día 5 de febrero en el Templo Expiatorio a Cristo Rey, Antigua Basílica de Guadalupe.

Este mes estamos pidiendo por el éxito de la visita del Papa a nuestro país y le damos gracias a Dios por la próxima beatificación de la madre Ma. Inés Teresa del Santísimo Sacramento en la Basílica de Guadalupe el 21 de abril de este año.

Dios les bendiga.
Mons. Pedro Agustín Rivera

Informes del Sitio de Jericó al 5577-0450.

Meditación del 1 de febrero del 2012

DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA
12-02-01
Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz
VER NOTA al final del texto.

Evangelio (cf. Mateo 6, 9-13 y Lucas 11, 2-4): Padre Nuestro que estás en el Cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el Cielo.
DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

I.- ENSEÑANZA BREVE:
¿Cuál es el sentido de la petición “Danos hoy nuestro Pan de cada día”?
“Al pedir a Dios, con el confiado abandono de los hijos, el alimento cotidiano necesario a cada cual para su subsistencia, reconocemos hasta qué punto Dios Padre es bueno, más allá de toda bondad. Le pedimos también la gracia de saber obrar, de modo que la justicia y la solidaridad permitan que la abundancia de los unos cubra las necesidades de los otros... Puesto que “no sólo de pan vive el hombre, sino de todo lo que sale de la boca de Dios” (Mt 4, 4), la petición sobre el pan cotidiano se refiere igualmente al hambre de la Palabra de Dios y del Cuerpo de Cristo, recibido en la Eucaristía, así como al hambre del Espíritu Santo. Lo pedimos, con una confianza absoluta, para hoy, el hoy de Dios: y esto se nos concede, sobre todo, en la Eucaristía, que anticipa el banquete del Reino venidero” (Compendio de la Iglesia Católica. Nos. 592-592).

II.- VER - JUZGAR – ORAR - ACTUAR
VER
Mucha gente vive triste por lo que tuvo, añorando el pasado por lo que perdió y que ya no tiene: dinero, cosas, salud, juventud, familiares, etc. El motivo de su alegría quedó en el pasado y como éste ya no existe, experimenta tristeza y conserva odios, resentimientos, traumas, complejos, sentimientos de culpa que le hacen permanecer apegados a personas, cosas o situaciones ya pasadas, pensando que sin ella, no vale nada.
También hay quienes tienen miedo al futuro, acumulan para el mañana, esperan que no les falte nada para cuando sean grandes. Tienen miedo de perderlo todo o que se acabe el mundo. No saben vivir el hoy.
Estas y otras personas son incapaces de pensar en Dios y tener confianza en Él. Sólo lo material les interesa.


JUZGAR
Para Dios, que es Eterno, todo es un eterno presente. En la medida que entendamos mejor la expresión “danos hoy nuestro Pan de cada día”, experimentamos la confianza para decirle a Dios: “en Ti confío”, ubicándonos realistamente en nuestro diario vivir. Confiando en la amorosa voluntad divina, que en libertad y cotidianamente debemos buscar, aceptar, disfrutar y realizar, en todo momento: en lo que nos agrada y aún en los acontecimientos difíciles, ya sean de índole personal, familiar o social.
Dios nos ama y cada día nos da lo que realmente necesitamos y nunca somos probados más allá de nuestras fuerzas (cf. 1Cor 10,13). Recordar esto siempre nos ayuda a reconocer en todo: la voluntad de nuestro Padre Dios y a iniciar cada día, con un renovado esfuerzo, procurando realizar siempre su voluntad divina.
El hoy de Dios, nos coloca en el eterno presente de su amor, por lo mismo, lo que “ayer” conseguí o no obtuve o perdí, no importa. Hoy es un nuevo día y la providencia de mi Padre Dios no me ha de faltar en lo que realmente necesito.
Ciertamente debemos saber mirar el “mañana”, el futuro y planear para construirlo y realizarlo con decisión y confianza, como si todo dependiera de nosotros, sabiendo que todo depende de Dios. Si después de haber puesto todo nuestro empeño en alcanzar un propósito o meta, obtenemos el “éxito” o el “fracaso”, con alegría tendríamos que seguir esforzándonos en hacer el mayor bien posible, buscando alcanzar la meta inicial o alguna diferente, si así fuera conveniente. Incluso si alguna otra persona se apropiara del “éxito” obtenido o todo saliera mal; si alguien nos criticara o viniera una persona y destruyera lo que realizamos, no estaríamos preocupados, ni molestos, pues, al fin y al cabo, eso sería, lo que Dios hubiera permitido y sería motivo de alegría, pues nuestra única intención siempre tendrá que ser, cada día, hacer la voluntad de Dios.
Nuestro Padre Dios es providente y sabe que lo que necesitamos es casa, vestido, salud y sustento, teniendo incluso algo para compartir con los demás, aunque a veces parezca que nos falta lo necesario. Madre Teresa de Calcuta comenta que en una ocasión que repartía un tazón entre gente necesitada, una mujer que apenas tenía para comer, ella y sus hijos, le preguntó “si podía compartir la mitad de lo recibido, con una vecina que también estaba muy pobre”.
“No sólo de pan vive el hombre” (Mt 4, 4) por lo que cuando le pedimos a Dios que “nos dé el Pan de cada día” le pedimos no solo por nuestras necesidades materiales, sino también pedimos por aquellos valores intangibles como el amor, la familia, los amigos, la solidaridad, la paz, la armonía, la fe, la esperanza y sobretodo: el PAN DE VIDA ETERNA (cf. Jn 6, 47-58) que es JESÚS EUCARISTÍA.
Solo Dios puede saciar el ansia de amor que existe en el corazón del hombre. “Nos has creado para Ti y nuestra alma no descansa hasta que se encuentra Contigo”, afirma san Agustín al meditar sobre el vacío existencial de cada persona.
Solo Dios puede saciar nuestra sed de trascendencia. Jesús le dirá a la samaritana: “Si supieras Quien te pide agua de beber, tú le dirías “dame de beber de esa agua que brota del corazón como manantial de agua viva” (cf. Jn 4, 7-15). Y sólo Jesús Eucaristía puede hacer que de nuestro corazón brote la Vida Nueva que anticipa el Cielo en nuestro existir, que nos hace proactivos y felices, que nos hace perseverar para hacer el bien y nos da fortaleza para hacer la voluntad de nuestro Padre Dios, manteniéndonos firmes en la fe. Santificándonos, nos hace testigos del amor de Dios y permite que en compañía de la Virgen María y de los santos, experimentemos la presencia Trinitaria, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, en nuestro corazón.
Jesús, verdadero Dios y verdadero Hombre, es “el Pan de cada día” que se nos da, con su Cuerpo y con su Sangre, con su Alma y Divinidad, en la Hostia Consagrada. Este alimento es el que todos los días debemos desear y pedir, procurando recibirlo por lo menos los domingos, acompañados de nuestra familia.

ORAR
Padre Nuestro, danos hoy el Pan de Cada día, danos a tu Hijo Jesucristo. Danos a Jesús Eucaristía. No te pido más Padre, pues sé que buscando tu Reino, todo lo demás se me dará por añadidura.
Jesús Eucaristía, acepta la total consagración de mi ser y haz de mi corazón el sagrario donde te adore en todos los instantes de mi vida.

ACTUAR
Al decir: “danos hoy el Pan de cada día” procuraré hacer a un lado “mi malestar por el pasado” y “mi miedo por el futuro”, para siempre en la confianza y el amor de mi Padre Dios, vivir solo mi “aquí y ahora” en el “hoy del amor de Dios”. Por lo mismo siempre procuraré estar en la Gracia de Dios, confesándome por lo menos una vez al mes, comulgando en la Misa dominical y lo más frecuentemente, si es posible, diariamente.
Hoy, de manera más consciente rezaré el Padre Nuestro, reflexionando especialmente las palabras “DANOS HOY EL PAN DE CADA DÍA” y procuraré escribir lo que significan para mí. Si es posible compartiré mi reflexión con Mons. Pedro Agustín.

NOTA: Seguimos meditando el Evangelio, según el esquema de la Lectio Divina (Leer, meditar, orar, contemplar y actuar), presentando: un texto bíblico, un ver, un juzgar, un orar y un actuar. En las meditaciones de estos días tomamos como referencia la Oración del Padre Nuestro, desmenuzando las ideas que nos presenta, para una mejor comprensión y vivencia de las enseñanzas de Jesús, para estar en sintonía con Él, tener sus mismos intereses y ser santos en adoración al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, pues la Oración del Padre nuestro es “el resumen de todo el Evangelio” (Tertuliano) y “la más perfecta de todas las oraciones” (Santo Tomás de Aquino).

Para hacer llegar algún comentario, puedes escribir a evangelizarorando@yahoo.com.mx

Aparta la fecha para que asistas a la beatificación de la. Madre María Inés Teresa del Santísimo Sacramento (21-abril-2012. Basílica de Guadalupe. 11:00 horas).

lunes, 30 de enero de 2012

Meditación del 30 de enero del 2012

HÁGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO
12-01-30
Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

VER NOTA al final del texto.

Evangelio (cf. Mateo 6, 9-13 y Lucas 11, 2-4): Padre Nuestro que estás en el Cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; HÁGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO.
Danos hoy nuestro Pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

I.- ENSEÑANZA BREVE:
¿Por qué pedimos “Hágase tu voluntad en la tierra como en el Cielo”? La voluntad del Padre es que “todos los hombres se salven” (1Tm 2, 4). Para esto ha venido Jesús: para cumplir perfectamente la Voluntad salvífica del Padre. Nosotros pedimos a Dios Padre que una nuestra voluntad a la de su Hijo, a ejemplo de María Santísima y de los santos. Le pedimos que su benevolente designio se realice plenamente sobre la tierra, como se ha realizado en el Cielo. Por la oración, podemos “distinguir cuál es la voluntad de Dios” (Rm 12, 2), y obtener “constancia para cumplirla” (Hb 10, 36). (Ap 22, 20). (Compendio de la Iglesia Católica. Nos. 591).

II.- VER - JUZGAR – ORAR - ACTUAR
VER
Paradójicamente quienes quieren establecer el “reino del hombre” en la tierra y ofrecen “el paraíso” aquí en la tierra, se engañan y engañan a los que los siguen, pues ofrecen algo que no pueden dar ya que el hombre es por naturaleza limitado y su vida temporal es corta. Los sistemas sociales y económicos que han ofrecido “el paraíso” al margen de Dios, además de generar esclavitudes llevan al fracaso, a pesar de imponerse a través de sistemas totalitarios y opresores. Esto lo demuestra la experiencia sufrida por la humanidad, con el nazismo y el comunismo.
Hoy, a través de ideologías como la “nueva conciencia” y el “relativismo”, la humanidad se encamina a nuevos totalitarismos que se imponen a través de eufemismos y conceptos ideológicos, que rechazan la verdad y se sustentan en las mentiras que generan, para lograr sus intereses particulares, alejados del bien común, y propician la difusión de la cultura de la muerte que se manifiesta, entre otras cosas, en el desprecio de la vida humana en sus diversas etapas de su desarrollo, desde su inicio en el momento de la concepción hasta su muerte natural. Aunado a lo anterior, se pervierte el sentido de la sexualidad humana, separándola de su expresión amatoria, de su potencial unitivo y de su capacidad procreativa, reduciéndola a la sola dimensión del placer, por lo que la sexualidad queda instrumentalizada en beneficio de fines económicos. Para facilitar este proceso y otros males, se difunde e impone la ideología de género, se rechaza la identidad psico-afectiva natural, diferenciada y complementaria entre el hombre y la mujer y se promueve la confusión y pérdida de identidad sexual, como estilos adecuados de vida, considerando como normal lo que evidentemente es un error que se revierte hacia la persona, hacia la familia y hacia la sociedad.
Por otro lado, no deja de llamar la atención el que hoy, que tanto se habla de la necesidad de respetar a la ecología, pues se siente el efecto de los errores cometidos en contra de ella, se pretenda negar y cerrar los ojos ante los efectos negativos que tiene sobre el ser humano el rechazo y mal uso de la “ecología de la sexualidad humana”, que se manifiestan de muchas maneras: desde enfermedades hasta graves trastornos de personalidad que impiden la realización plena del ser humano, que naturalmente pretende ser feliz.
Otros efectos del “reinado del hombre en la tierra” son las guerras, el narcotráfico, la trata de blancas y otras esclavitudes, además del cambio climático generado por la desaparición de bosques, la emisión de gases tóxicos que generan el sobrecalentamiento en la tierra, el cambio climático y la extinción de animales y plantas.


JUZGAR
La Voluntad de Dios es que seamos felices, que seamos santos. En el Cielo, todos son felices. En la tierra podemos ser felices si unimos nuestra voluntad a la de Dios y por lo mismo, libremente, en todo procuremos conocer y hacer su voluntad. Así, decir “hágase tu voluntad”, significa para el creyente, para ti y para mí, comprometernos en ser los primeros en conocer y hacer la voluntad de Dios.
La Ley de Dios se sustenta en el amor. Hacer la Voluntad de Dios es amar en libertad su Voluntad para ser libres y liberadores del hombre de las esclavitudes a la que nos sometemos cuando no hacemos la Voluntad de Dios. En el amor no hay temor, sino valor y audacia para buscar y realizar el bien común, en verdad, en justica y en solidaridad.
Hacer la voluntad de Dios, en la tierra como en el Cielo, es reconocerse amado por Dios y esforzarse en responderle, amándolo y amando a sus creaturas, empezando por uno mismo, siguiendo con los demás y con la misma naturaleza.
Nadie da lo que no tiene, por lo que para amar al prójimo, hay que aprender a reconocer que somos sujetos del amor de Dios y para ello, necesitamos aprender a dejarnos amar por Él, capacitarnos para experimentar las constantes muestras de su amor, reconocer y dejar actuar en nosotros al Espíritu Santo, que es el amor de Dios, que nos “cristifica” y nos lleva a vivir la experiencia de ser hijos de Dios, procurando ser santos.
Los santos, son hombres y mujeres, que afrontando las realidades de su tiempo y de su entorno. Experimentando el amor de Dios, se esforzaron en conocer y hacer vida la Voluntad de Dios. Siempre tendremos que recordar que la santidad, más que un proyecto humano es proyecto de Dios, que requiere de parte nuestra la aceptación y participación en ese proyecto divino.
Dios nos creó libres y por lo mismo no nos impone la santidad, sino que nos la propone. Si la aceptamos y ponemos lo que está de nuestra parte para realizarla, entonces nos ofrece la Gracia Santificante, que es el Espíritu Santo, Quien nos ayuda iluminando nuestra inteligencia, fortaleciendo nuestra voluntad y poniendo en nuestro corazón el deseo de tener los mismos intereses de Jesús: Amar a Dios y servir al prójimo.
La santidad, don de Dios, no es un regalo para una sola persona con dotes extraordinarias. Todos podemos ser santos. La santidad se nos da para formar comunidad. Nadie se hace santo en soledad, sino en comunidad. Los santos hacen presente a Dios en el mundo, son testigos de su amor y por lo mismo, con su testimonio manifiestan cuánto ama Dios al hombre y de cuánto bien, es el hombre capaz de hacer, por amor a Dios.
“Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la Verdad” (1Tm 2,4). El santo es testigo del amor de Dios en el mundo y el mundo necesita de testigos que no sólo le hablen del amor de  Dios, sino que con su testimonio, hagan presente la santidad de Dios en medio de la humanidad.
“Ama y haz lo que quieras”, dice san Agustín. El santo, es un hombre, una mujer, que ama y por eso es libre, por lo que amando, libera. El santo es libre y liberador.
El santo reconoce que el tesoro que lleva en vasijas de barro (2 Cor 4,7) no sólo es para él, por lo que como discípulo y misionero se esfuerza por hacer la Voluntad en la tierra, difundir la Palabra de Dios al mayor número posible de personas para testimoniar el amor divino, creando estructuras que permanezcan y hagan presencia continua del amor de Dios.
El santo es evangelizado y evangelizador, por lo que se esfuerza en que las personas que entran en contacto con Él, sean evangelizadas y sean a su vez evangelizadoras.
El santo es constructor de la cultura de la vida y de la civilización del amor que son expresiones del Reino de Dios en medio de los hombres y por lo mismo signo de que se hace la voluntad de Dios, en la tierra como en el Cielo. El santo hace la voluntad en la tierra porque también anhela hacerla en el Cielo.

ORAR
Padre, fuente de vida, amor y felicidad, te pido que tu Reino venga a mi corazón, para que yo lo le lleve a los demás y así sea testigo tuyo, haciendo tu voluntad en la tierra, construyendo la realidad sustentada en la verdad, el amor, la libertad, la justicia y la solidaridad. Tu voluntad es que seamos felices, por eso Padre, quiero amar como Jesús amó y con la gracia del Espíritu Santo quiero dejarme moldear en tu amor.
Sé Tú mi Rey y concédeme trabajar eficazmente para que tu Reino se establezca en mi corazón, en mi familia, en mi Patria y en el mundo entero. Amén.

ACTUAR
Afirma san Agustín que el amor se da entre iguales o los hace iguales: Padre, amándote, quiero asemejarme a Ti, quiero tener los mismos intereses de Jesús para amarte sobre todo y servirte en mis hermanos. Quiero hacer tu voluntad aquí en la tierra y anticipar el Cielo en este mundo y para ello procuraré incrementar mi oración, participar en la Misa y buscaré, en todo, hacer tu Voluntad. Me esforzaré en ser mejor, en mejorar a mi familia y lograr que este mundo sea mejor. Que todos te conozcan y te amen, es la única recompensa que quiero.
Hoy, de manera más consciente rezaré el Padre Nuestro, reflexionando especialmente las palabras “HAGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO” y procuraré escribir lo que significan para mí. Si es posible compartiré mi reflexión con Mons. Pedro Agustín.

NOTA: Seguimos meditando el Evangelio, según el esquema de la Lectio Divina (Leer, meditar, orar, contemplar y actuar), presentando: un texto bíblico, un ver, un juzgar, un orar y un actuar. En las meditaciones de estos días tomamos como referencia la Oración del Padre Nuestro, desmenuzando las ideas que nos presenta, para una mejor comprensión y vivencia de las enseñanzas de Jesús, para estar en sintonía con Él, tener sus mismos intereses y ser santos en adoración al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, pues la Oración del Padre nuestro es “el resumen de todo el Evangelio” (Tertuliano) y “la más perfecta de todas las oraciones” (Santo Tomás de Aquino).

Para hacer llegar algún comentario, puedes escribir a evangelizarorando@yahoo.com.mx

Aparta la fecha para que asistas a la beatificación de la Madre María Inés Teresa del Santísimo Sacramento (21-abril-2012. Basílica de Guadalupe. 11:00 horas).

viernes, 27 de enero de 2012

Meditación del 27 de enero del 2012

VENGA A NOSOTROS TU REINO
12-01-27
Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

VER NOTA al final del texto.

Evangelio (cf. Mateo 6, 9-13 y Lucas 11, 2-4): Padre Nuestro que estás en el Cielo, santificado sea tu nombre; VENGA A NOSOTROS TU REINO; hágase tu voluntad en la tierra como en el Cielo.
Danos hoy nuestro Pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

I.- ENSEÑANZA BREVE:
¿Qué pide la Iglesia cuando suplica “Venga a nosotros tu Reino”?: La Iglesia invoca la venida final del Reino de Dios, mediante el retorno de Cristo en la gloria. Pero la Iglesia ora también para que el Reino de Dios crezca aquí ya desde ahora, gracias a la santificación de los hombres en el Espíritu y al compromiso de éstos al servicio de la justicia y de la paz, según las Bienaventuranzas. Esta petición es el grito del Espíritu y de la Esposa: “Ven, Señor Jesús” (Ap 22, 20). (Compendio de la Iglesia Católica. Nos. 590).

II.- VER - JUZGAR – ORAR - ACTUAR
VER
El hombre confunde la libertad con el libertinaje, por lo que, en nombre de la falsa libertad, pretende no tener trabas para hacer su voluntad e imponer su “reino” no sólo por encima de Dios, sino también sobre los demás, a los que no ve como iguales y mucho menos como hermanos, sino como enemigos u objetos a los que puede manipular, esclavizar o incluso matar. Ejemplos hay muchos, algunos de los más graves en la actualidad son el aborto, los secuestros, la esclavitud, la drogadicción y los asesinatos de la delincuencia organizada. Imponiendo la ley de de la selva, la del más fuerte, a través de la mentira, los súbditos de la mentira, trastocan el sentido de las palabras y usando conceptos ideológicos, imponen el relativismo, rechazan la verdad y fomentan la cultura de la muerte.


JUZGAR
El Reino de Dios se sustenta en la Verdad. “La verdad les hará libres” (Jn 8, 32) ha dicho Jesús y Él mismo se ha presentado como Camino, Verdad y Vida (Jn 14,6), pues siendo. Verdadero Dios y verdadero hombre, nos revela Quién es Dios y quién es el hombre, para que conociendo ambas caras de la Verdad podamos conocer nuestro origen y final y con ello el sentido de nuestra existencia.
Dios no es una cosa, ni una energía, es persona. Dios no es soledad, es Uno y Trino, es comunidad de amor. Dios es amor y nos ha creado por amor, por lo que el ser humano se realiza cuando ama y construye la comunidad. Dios es amor y su amor es eterno e incondicional, no como el amor humano, por lo que, aunque nos alejamos de Dios, su amor nunca se aparta de nosotros. La grandeza del amor de Dios se manifiesta en el hecho de que habiéndonos separado de Él, Él sale a nuestro encuentro (cf. Rm 5,8) enviándonos a su Hijo, como expresión de cuanto nos ama (Jn 3, 16), de que nos perdona y nos ofrece Vida Nueva y Eterna (Jn 10,10). Así en Dios, el hombre sabe que ha sido creado para ser feliz y para alcanzar la Vida Eterna, por lo que sus relaciones son auténticas y plenas cuando las funda en el amor de Dios y así se esfuerza porque Cristo Reine (I Cor 15,25).
Dios, en cuanto Creador amoroso, es garante de la justicia, por lo mismo, nuestro primer deber de justicia es amar a Dios por encima de nosotros mismos, de los demás y de cualquier cosa, para que, desde Él, nos amemos a nosotros mismos, a nuestro prójimo y hagamos recto uso de la creación. Así, siendo libres en el amor de Dios, podamos vivir en libertad, sin opresión alguna, especialmente de la que proviene de la mentira del pecado y de sus consecuencias.
La Verdad nos hace libres (Jn 8, 32) y la Verdad es Jesús, Quien nos sitúa en nuestra condición de creaturas amadas por Dios, por lo que el amor de Dios es la base en la que se ha de sustentar toda relación humana.
Nuestra capacidad de amar en Dios, nos hace libres, porque nos alienta a procurar nuestro pleno desarrollo humano, que se traduce en felicidad, por buscar el amor de Dios, hacer su voluntad y amar a nuestro Creador en nuestros hermanos. El amor a Dios se traduce en servicio al prójimo, el servicio nos llena a desarrollar nuestras capacidades al máximo y esto nos da felicidad. Por eso el servicio es camino de santidad. El amor, junto con la fe y la esperanza, es parte del trípode que lleva a la santidad.
Bienaventurados los perseguidos a causa de hacer el bien, porque su acción hace que el Reino de Dios esté entre los hombres (Mt 5,10).
Pedir que venga a nosotros el Reino de Dios, es declararlo nuestro Rey y Señor, así, siendo Él mi Rey, yo he de esforzarme en trabajar para que Él reine en mí y en medio de los hombres, se establezca su Reino de Verdad, de Justicia, de Amor y de Paz.

ORAR
Padre, sé Tú mi Rey y concédeme trabajar eficazmente para que tu Reino se establezca en mi corazón, en mi familia, en mi Patria y en el mundo entero. Amén.

ACTUAR
Reconociendo que Dios es mi Rey, me esforzaré en conocer y hacer su voluntad, la cual quiere que yo sea feliz y haga felices a los que me rodean. Siendo la felicidad sinónimo de santidad, esforzarme en ser santo, me ayudará a ser más feliz cada día, desarrollando al máximo mis cualidades, poniéndolas al servicio de los demás y todo para gloria de Dios.
Como hijo de Dios, dejaré que Él reine sobre mi persona, sobre mis sentimientos, sobre mis resentimientos, odios y sobre mi pecado. Procuraré también, que su reinado sea sobre mis seres queridos, sobre mis cosas, sobre mis actividades. Siendo Dios, el Rey de todo mi ser, de todo mi haber, de todo mi hacer y de todo mi poder, yo me declaro súbdito suyo y, le pido que ilumine mi entendimiento y fortalezca mi voluntad, para que en todo pueda amarlo y servirlo en los demás.
Hoy, de manera más consciente rezaré el Padre Nuestro, reflexionando especialmente las palabras “VENGA A NOSOTROS TU REINO” y procuraré escribir lo que significan para mí. Si es posible compartiré mi reflexión con Mons. Pedro Agustín.

NOTA: Seguimos meditando el Evangelio, según el esquema de la Lectio Divina (Leer, meditar, orar, contemplar y actuar), presentando: un texto bíblico, un ver, un juzgar, un orar y un actuar. En las meditaciones de estos días tomamos como referencia la Oración del Padre Nuestro, desmenuzando las ideas que nos presenta, para una mejor comprensión y vivencia de las enseñanzas de Jesús, para estar en sintonía con Él, tener sus mismos intereses y ser santos en adoración al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, pues la Oración del Padre nuestro es “el resumen de todo el Evangelio” (Tertuliano) y “la más perfecta de todas las oraciones” (Santo Tomás de Aquino).

Para hacer llegar algún comentario, puedes escribir a evangelizarorando@yahoo.com.mx

Aparta la fecha para que asistas a la beatificación de la Madre María Inés Teresa del Santísimo Sacramento (21-abril-2012. Basílica de Guadalupe. 11:00 horas).

jueves, 26 de enero de 2012

Cuarto encuentro con Jesús Divina Misericordia

Orarán durante una semana, por la visita del Papa a México

Del 29 de enero al 5 de febrero, se realizará la jornada de oración “Sitio de Jericó”, que llevará como intenciones especiales, pedir por la próxima venida del Papa Benedicto XVI a México en el mes de marzo, y por la Beatificación de Madre María Inés Teresa del Santísimo Sacramento, el 21 de abril en la Basílica de Guadalupe.

En la Capilla del Sagrario del Templo Expiatorio a Cristo Rey, Antigua Basílica de Guadalupe, durante siete días de manera ininterrumpida estará expuesto el Santísimo Sacramento para que todo el que desee, acuda a participar de la adoración Eucarística, poniendo sus intenciones personales ante Jesús Eucaristía.

El origen del Sitio de Jericó, se remonta a diciembre de 1978, cuando en Polonia, la Virgen de la Inmaculada Concepción, por boca de una mística polca, pidió que se rezaran 7 días y siete noches de rosarios continuos, en la Abadía de Chestokoba, donde se tuvo como intención principal, orar para que, el Papa Juan Pablo II, pudiera tener un feliz viaje a su tierra natal, el cual se había visto obstaculizado por varios motivos. Entonces el Vicario General de Varsovia, aprobó esta forma de oración y el Papa logró visitar Polonia.

Estas oraciones, principalmente el rezo del Rosario, que se dieron durante 7 días y siete noches, se les llamó “Sitio de Jericó”, en recuerdo a la narración Bíblica (Josué 6, 11-27), donde se explica que Jericó estaba fuertemente custodiada contra los hijos de Israel. Entonces Yahvé le dijo a Josué que iba a poner la ciudad en sus manos, pero que debía rodearla durante 7 días con sus noches.

 Desde el año 2007 comenzó a llevarse a cabo en el Templo Expiatorio a Cristo Rey, esta iniciativa, con el fin de que a través de la oración se puedan derribar las murallas del pecado que existen en nuestra ciudad y en el mundo entero.

Durante el 2007 y el 2008, el Sitio de Jericó se realizaba solamente una vez al año, pero fue a partir del 2009, a solicitud de los fieles que han participado y compartido su maravillosa experiencia con Jesús Eucaristía, se lleva a cabo dos veces al año, una en enero y otra en junio. En esos días, diferentes grupos,  de manera continua rezan teniendo varias intenciones, como la paz del mundo, la familia, los enfermos, las vocaciones, etc.
 Se puede participar de dos formas en el Sitio de Jericó: Acudiendo al Templo Expiatorio a Cristo Rey a hacer oración, o desde su casa o parroquia, sólo se pide notificarlo vía telefónica para saber cuántas personas están unidas en oración.

Teléfono 55 77 04 50


Meditación del 26 de enero del 2012

SANTIFICADO SEA TU NOMBRE
12-01-26
Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz
VER NOTA al final del texto.

Evangelio (cf. Mateo 6, 9-13 y Lucas 11, 2-4): Padre Nuestro que estás en el Cielo, SANTIFICADO SEA TU NOMBRE; venga a nosotros tu Reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el Cielo.
Danos hoy nuestro Pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

I.- ENSEÑANZA BREVE:
¿Qué significa “Santificado sea tu Nombre”?: Santificar el Nombre de Dios es, ante todo, una alabanza que reconoce a Dios como Santo. En efecto, Dios ha revelado su santo Nombre a Moisés, y ha querido que su pueblo le fuese consagrado como una nación santa en la que Él habita. (Compendio de la Iglesia Católica. Nos. 588).
¿Cómo se santifica el Nombre de Dios en nosotros y en el mundo?: Santificar el Nombre de Dios, que “nos llama a la santidad” (1Ts 4,7), es desear que la consagración bautismal vivifique toda nuestra vida. Asimismo, es pedir que, con nuestra vida y nuestra oración, el Nombre de Dios sea conocido y bendecido por todos los hombres. (Compendio de la Iglesia Católica. Nos. 589).

II.- VER - JUZGAR – ORAR - ACTUAR
VER
El rechazo a Dios trae como consecuencia el repudio a la dignidad humana, a la verdad, a la libertad, al amor, a la bondad, a la justicia, a la paz, a la vida. Hay quienes desconocen o no valoran su propia dignidad ensuciando su mente con pornografía, embotando su cuerpo con drogas y alcohol, o desfigurándolo con percings, tatuajes, implantes y cirugías. Otros, alimentando en su corazón malos pensamientos, fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, etc. (cf. Mc7, 21) se prostituyen llevando una sexualidad desordenada. Hay quienes renuncian a la verdad y a la capacidad de discernir cerrando la razón a la ley natural. Otros enajenan su libertad ante los medios de comunicación, el consumismo y el hedonismo. Hay quienes renuncian al amor y fomentan el odio y el resentimiento, otros más promueven e imponen leyes inicuas. Otros legalizan los abortos y generan las guerras, promueven la violencia, secuestran, mutilan y matan. Esto y otras cosas más, son expresión de la cultura de la muerte. Cuando el ser humano nubla la conciencia de la existencia de Dios, nubla también la conciencia de quién es el ser humano y cuál es su destino final.


JUZGAR
El ser humano tiene una dignidad por sí mismo, por el hecho mismo de tal. Esta dignidad adquiere dimensiones extraordinarias, cuando se le reconoce creado a imagen y semejanza de Dios y esta realidad se incrementa aún más cuando se le reconoce llamado a ser hijo de Dios.
Dios es santo, su nombre es santo. La santidad de Dios nos ubica en una realidad suprahumana y supraterrena, que tiene que ser reconocida, admirada y adorada. Dios es el Otro, con mayúscula, en relación al ser humano, Él es Quien ha creado todo cuando existe y al hombre lo ha creado a su imagen y semejanza. Santificar el nombre de Dios, es vivir como hijo suyo, procurando hacer su voluntad, por lo mismo, santificar el nombre de Dios es el esfuerzo personal por imitarlo en su capacidad de amar (cf. Mt 5, 48).
Santificar el nombre de Dios es reconocer su supremacía y al mismo tiempo, su presencia, no solo en lo que nos rodea, sino principalmente en uno mismo y en cada persona. Santificar el nombre de Dios es procurar en todo hacer su voluntad, la cual es: que todos seamos felices, seamos santos.
Santificar el nombre de Dios es reconocer la dignidad de toda persona, creada a su imagen y semejanza, llamada a vivir y ser como hija suya. Santificar su nombre también es valorarme, aceptarme tal y como soy, esforzándome en ser cada vez más yo mismo; procurando el desarrollo pleno de mi personalidad como hijo de Dios. Santificar el nombre de mi Padre Dios, es saber vivir en la Verdad para difundirla y ser libre; es ser libre para liberar a otros; es ser bondadoso y justo; es trabajar por la paz para construir la civilización del amor y la cultura de la vida, expresiones del Reino de nuestro Padre Dios.
Santificar el nombre de Dios, significa hacer el mayor bien posible a todos mis hermanos, los hombres, y hacer así un mundo mejor, solidario para todos; procurando el bien común, a través de relaciones en verdad, libertad, justicia y solidaridad, propiciando el desarrollo y construyendo la paz. Santificar el nombre de Dios es construir su Reino entre los hombres y así anticipar el Cielo.

ORAR
Padre, dame la Gracia de tu Espíritu Santo, para que al igual que Jesucristo, unido a la Virgen María, a los santos y a la Iglesia, en todo me esfuerce en hacer tu voluntad, sirviendo a mis hermanos para así testificar mi amor por Ti, santificando tu nombre.

ACTUAR
Reconociéndome hijo de Dios, santificaré el nombre de mi Padre, esforzándome cada día en ser mejor, testimoniando mi fe en el esfuerzo diario para mejorar las cualidades con las que he sido dotado, siendo feliz y alegremente sirviendo a los demás.
Hoy, de manera más consciente rezaré el Padre Nuestro, reflexionando especialmente las palabras “SANTIFICADO SEA TU NOMBRE” y procuraré escribir lo que significan para mí. Si es posible compartiré mi reflexión con Mons. Pedro Agustín.

NOTA: Seguimos meditando el Evangelio, según el esquema de la Lectio Divina (Leer, meditar, orar, contemplar y actuar), presentando: un texto bíblico, un ver, un juzgar, un orar y un actuar. En las meditaciones de estos días tomamos como referencia la Oración del Padre Nuestro, desmenuzando las ideas que nos presenta, para una mejor comprensión y vivencia de las enseñanzas de Jesús, para estar en sintonía con Él, tener sus mismos intereses y ser santos en adoración al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, pues la Oración del Padre nuestro es “el resumen de todo el Evangelio” (Tertuliano) y “la más perfecta de todas las oraciones” (Santo Tomás de Aquino).

Para hacer llegar algún comentario, puedes escribir a evangelizarorando@yahoo.com.mx

Aparta la fecha para que asistas a la beatificación de la Madre María Inés Teresa del Santísimo Sacramento (21-abril-2012. Basílica de Guadalupe. 11:00 horas).

miércoles, 25 de enero de 2012

Meditación del 25 de enero del 2012

QUE ESTÁS EN EL CIELO

12-01-25
Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz
VER NOTA al final del texto.

Evangelio (cf. Mateo 6, 9-13 y Lucas 11, 2-4): Padre Nuestro QUE ESTÁS EN EL CIELO, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu Reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el Cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

I.- ENSEÑANZA BREVE: “La expresión bíblica “Cielo” no indica un lugar sino un modo de ser: Dios está más allá y por encima de todo; la expresión designa la majestad, la santidad de Dios, y también su presencia en el corazón de los justos. El Cielo, o la Casa del Padre, constituye la verdadera patria hacia la que tendemos en la esperanza, mientras nos encontramos aún en la tierra. Vivimos ya en esta patria, donde nuestra “vida está oculta con Cristo en Dios” (Col 3, 3)” (Compendio de la Iglesia Católica. Nos. 583-585).

II.- VER - JUZGAR – ORAR - ACTUAR
VER
Hay quien considera que lo único valioso y verdadero es lo que se puede tocar, medir y manipular, por lo que definiéndose como “positivistas” más que auténticos científicos son “cientifistas” que reducen el conocimiento a lo mensurable, olvidándose que el ser humano aunque hecho de materia tiene capacidad de conocer y crear más allá de lo medible y que es capaz de guiar su vida por valores intangibles que dan lugar a la poesía, a la música a la arquitectura y muchas obras más, grandiosas.


JUZGAR
El ser humano a diferencia de otros seres vivos del reino vegetal y animal, es libre, inteligente, tiene voluntad y es capaz de amar. Precisamente la inteligencia (inter 'entre' y legere 'leer´), capacidad de “leer desde dentro” le permite vislumbrar e interpretar hechos y acontecimientos, dándoles sentido y valor, más allá de lo meramente material. Por ejemplo si valuamos a un ser humano, por los minerales que contiene y quedan una vez que su cuerpo ha sido incinerado, lo que se podría pagar por él, son unos cuantos pesos, sin embargo un ser humano es mucho más que los minerales que le dan consistencia a su cuerpo, precisamente por su individualidad y personalidad con la que enriquece a la humanidad por su sola existencia, aunado a su capacidad de crear y modificar su entorno para mejorarlo, y por encima de ello su capacidad de amar.
Solo el ser humano es capaz de amar y es sujeto de ser amado, lo que no ocurre con ninguna cosa, planta o animal, los cuales se pueden poseer, pero nunca realmente amar y mucho menos poner por encima de cualquier persona.
La visión de la grandeza del ser humano, alcanza dimensiones inimaginables, cuando se reconoce que es creado a imagen y semejanza de Dios y se va más allá de cualquier límite, cuando aceptamos que por amor al hombre, Dios da a su Hijo Único, para que el hombre tenga Vida Nueva y Eterna.
Señalar que Dios está en el Cielo y reconocer que es nuestro Padre, nos coloca, a cada persona, en la cúspide de la realidad humana, pues habiendo sido creados a imagen y semejanza de nuestro Padre Dios, por acción del Espíritu Santo, en Jesucristo, cada uno estamos llamados a estar junto a nuestro Padre Dios, en el Cielo, realidad de plenitud en alegría y felicidad por la visión de la Santísima Trinidad, unidad de Dios, Uno y Trino.

ORAR
Señor Jesús, que cada vez que diga Padre Nuestro, al igual que Tú experimente que mi plena felicidad la encuentro en amar en todo a nuestro Padre Dios y en servirlo a Él en todos mis hermanos, procurando que mi voluntad esté siempre unida a la suya.

ACTUAR
Si bien es cierto que la plenitud del Cielo la disfrutaremos después de morir y resucitar, al final de los tiempos, también es cierto que cuando buscamos a Dios en la oración y hacemos su voluntad, adelantamos el Cielo en nuestras vidas y en la de los demás. El Papa Benedicto XVI ha afirmado que el Reino de Dios y el Cielo están en el corazón de los santos, por lo que, lo que nos toca hacer a nosotros es hacer presente el Cielo y tener un anticipo de él, en nuestro corazón, esforzándonos en ser santos.
Hoy, de manera más consciente rezaré el Padre Nuestro, reflexionando especialmente las palabras “QUE ESTÁS EN EL CIELO” y procuraré escribir lo que significan para mí. Si es posible compartiré mi reflexión con Mons. Pedro Agustín.


NOTA: Seguimos meditando el Evangelio, según el esquema de la Lectio Divina (Leer, meditar, orar, contemplar y actuar), presentando: un texto bíblico, un ver, un juzgar, un orar y un actuar. En las meditaciones de estos días tomamos como referencia la Oración del Padre Nuestro, desmenuzando las ideas que nos presenta, para una mejor comprensión y vivencia de las enseñanzas de Jesús, para estar en sintonía con Él, tener sus mismos intereses y ser santos en adoración al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, pues la Oración del Padre nuestro es “el resumen de todo el Evangelio” (Tertuliano) y “la más perfecta de todas las oraciones” (Santo Tomás de Aquino).

Para hacer llegar algún comentario, puedes escribir a evangelizarorando@yahoo.com.mx

Aparta la fecha para que asistas a la beatificación de la Madre María Inés Teresa del Santísimo Sacramento (21-abril-2012. Basílica de Guadalupe. 11:00 horas).

martes, 24 de enero de 2012

Beatificación de la Misionera Mexicana sin Fronteras


La madre María Inés Teresa del Santísimo Sacramento, fundadora de Familia Inesiana, será beatificada el 21 de abril en la I. N. Basílica de Guadalupe a las 11:00hrs.
Esperamos tu presencia.

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